Lo veo todo claro. Es una tarde calurosa y soleada, estoy esperando a que llegue. Lo veo venir acompañado de una sonrisa que me sonríe. Me tiro a sus brazos y me come a besos.
Como los camellos soportando peso, como en aquel entonces quise susurrar su nombre.
Como nunca y para siempre quise avanzar. Quise regalarle algo mágico. La luna en aquel patio andaluz, yo le besé en la comisura de aquellos finos labios. Escuchábamos como los grillos anunciaban nuestro amor.
Ahora duerme, duerme que este es nuestro sueño.
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